Cómo cuidar de tu violeta africana y no matarla en el intento
Recuerdo perfectamente la primera vez que me regalaron una violeta africana. Fue mi tía Teresa, que tenía el alféizar del salón lleno de macetas floreciendo como si fuera primavera eterna. Yo tenía 20 años, cero experiencia, y una única misión: no matarla en la primera semana.
Spoiler: casi lo consigo… pero sobrevivió. Y desde entonces me enamoré de estas pequeñas luchadoras que, bien cuidadas, pueden florecer todo el año y alegrarte cualquier rincón de casa.
Ahora, después de años cuidándolas (y metiendo la pata más de una vez), te cuento todo lo que necesitas saber para tener violetas africanas felices, aunque seas principiante y ya te hayan dado algún susto.

Dónde colocar tu violeta africana: luz sí, sol directo no
El primer error que cometí fue ponerla en una ventana orientada al sur, con solazo directo. En dos días, las hojas parecían quemadas. Aprendí por las malas que:
Necesitan mucha luz, pero filtrada. Una ventana orientada al este o con cortina translúcida es ideal.
Si ves que las hojas se alargan y la planta se “estira”, le falta luz.
Si aparecen manchas marrones o secas, probablemente se está quemando con el sol.
Consejo de jardinero: Si tienes luz artificial (tipo lámparas LED para plantas), también les va de maravilla. Yo tengo una en un rincón sin ventana que florece más que las demás.
Cómo regar violetas africanas sin matarlas de amor
Las violetas tienen fama de quisquillosas con el agua… y algo de razón hay. Pero una vez le pillas el truco, es pan comido:
Claves del riego correcto:
Nunca mojes las hojas: se manchan, se pudren o les salen hongos.
Mejor riego por inmersión: mete la maceta (con agujeros) en un cuenco con agua unos 10-15 min y deja escurrir bien.
Frecuencia: cada 5-7 días en verano, cada 10-12 en invierno, pero siempre toca la tierra antes.
Tip realista: Si tocas la tierra y aún está húmeda, espera. Más violetas mueren por exceso de riego que por sed.

Sustrato y maceta: más importante de lo que parece
Una vez me pasé de “cuidadoso” y trasplanté una violeta a una maceta enorme… no volvió a florecer en meses.
Lo que me enseñó la experiencia:
Les gustan las macetas pequeñas, de unos 10 cm de diámetro.
Usa un sustrato suelto y aireado, tipo mezcla para plantas de flor con perlita o fibra de coco.
Drena bien. Si se encharca, adiós raíces.
¿Hay que podarlas? Solo un poco
Las violetas no necesitan poda como tal, pero sí un mantenimiento:
Retira flores secas y hojas feas con los dedos (se arrancan fácil).
Si ves muchas hojas apretadas en el centro, quita alguna externa para que respire.
¿Y para que florezcan? Dale estos mimos
Aquí va lo que me ha funcionado siempre:
Luz brillante (sin sol directo) al menos 10-12 h al día.
Temperatura constante (entre 18ºC y 24ºC).
Abono específico cada 15 días en primavera/verano. Yo uso uno líquido diluido a la mitad.
No las muevas demasiado: odian los cambios bruscos.

Problemas comunes y cómo solucionarlos
“Mi violeta no florece”
Falta de luz (lo más común).
Exceso de nitrógeno en el fertilizante.
Maceta demasiado grande.
“Las hojas se ponen lacias o blandas”
Riego excesivo.
Frío o corrientes de aire.
“Manchas en las hojas”
Agua en las hojas (sobre todo si es fría).
Quemaduras por sol directo.
“Tiene bichitos blancos o pelusilla”
Cuidado, puede ser cochinilla algodonosa. Usa un bastoncillo con alcohol o jabón potásico

Conclusión: paciencia, luz y cariño
Las violetas africanas pueden parecer delicadas, pero en realidad son muy agradecidas si les das lo que necesitan. No hace falta tener experiencia ni una casa de revista. Yo tengo una que florece al lado de la cocina, con una luz LED y el cariño justo para no atosigarla.
Mira, si yo pude mantener vivas tres violetas mientras me olvidaba de regar el cactus… tú puedes también. Dale tiempo, obsérvala, y disfruta del proceso. Porque cuidar plantas no es solo estética, es aprender a mirar con más atención.
Si te gustan las plantas de interior y estás preparado para un reto algo más complicado, puedes visitar el artículo sobre bonsáis de interior.